martes, 28 de junio de 2016

20 de Junio

20 de Junio 

El jardín vestido de celeste y blanco fue una vez más el marco de encuentro entre niños y adultos para seguir propiciando la participación y la construcción del sentido de pertenencia. 
En esta oportunidad para conmemorar el día de la Bandera, invitamos a las familias junto a los niños y niñas a intervenir la vereda del jardín; como modo de compartir con la comunidad, los vecinos, las personas que van de paso por nuestra vereda a ser parte de las exploraciones y descubrimientos que estuvieron  sucediendo adentro en cada sala.
A partir de los colores de nuestra bandera cada familia intervino un pedacito de la vereda; a modo de arte efímero o “tatuaje urbano” esos diseños se fueron fundiendo entre sí para formar un gran dibujo comunitario. 


Previamente al acto, también cada  sala  pensó, consensuó y construyó su propia bandera teniendo en cuenta sus gustos,  lo que los une e identifica; eligieron los colores, los diseños y los dibujos que formarían parte de ésta. Durante el acto con las familias cada grupo compartió cómo quedaron dichas banderas

Quiero ver florecer a mi Bandera
en las casas, en las calles y veredas.
Quiero verla florecer y agitarse
en las manos de los niños y los grandes.

Quiero verla en los puestos ambulantes,
en las canchas de fútbol, en los parques,
en empresas, en fábricas y escuelas,
en sus costas, sus montañas, sus fronteras.

Y que el cielo prolongue sus colores
más allá del campo y la ciudad.
Su celeste y blanco inmaculado:
nuestro orgullo y nuestra identidad.

Quiero ver florecer a mi Bandera
en la Antártida, en el mar, allá en Malvinas,
y que sea una eterna primavera
floreciendo por toda la Argentina.

Y que nadie marchite sus colores
debe ser nuestra meta y compromiso.
Que florezca siempre libre y soberana
en el pecho de sus hijos argentinos.

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